En un terreno donde todo parece espinar, los cuerpos alargados de los cereus extienden sus brazos para recibir la llegada de Casa Cactácea.
Enmarcada en un matorral psamófilo, resistente a la intemperie marina, la vivienda se implanta como una forma de refugio: respeta y convive con las especies, acoge más vida de la que desplaza.
El proyecto simboliza una reinterpretación del espacio verde costero, y lo materializa en elecciones simples pero significativas:
la madera, que evoca resistencia y transforma su color con el paso del tiempo;
el clavo galvanizado, símbolo de rusticidad y elegancia;
el metal ondulado, reflejo de la adaptación y la fuerza frente al viento y la sal.
Un lenguaje minimalista y honesto, que busca equilibrio entre lo natural y lo construido.
Como cada una de nuestras obras, Casa Cactácea nace del diálogo profundo con su sitio. Una arquitectura que no impone, sino que se deja atravesar por el paisaje.